Hola amigos, Como primera entrada de contenido profesional me gustaría abordar el tema del “miedo al dentista” . Creo que es una buena manera de empezar. Este problema atañe a muchas personas en mayor o menor grado y en ocasiones dificulta su calidad de vida soportando hasta el último momento molestias, inflamaciones, sangrados o dolores. Muchas veces terminan sacrificando sus piezas y obligándose a soportar dentaduras postizas. Hay actitudes que de alguna manera se heredan y otras que se generan a partir de una primera experiencia negativa. El olor, el ruido, las agujas, la posición… son elementos que se mencionan a menudo cuando tratamos el “miedo al Dentista”. Tener la boca abierta durante mucho tiempo, la sensación de la aguja de la anestesia, el ruido del torno cuando nos hacen algún empaste, el olor a los productos que se utilizan para los tratamientos… son imágenes o vivencias desagradables que pueden ampliar la reticencia al dentista.
Esas experiencias negativas que nadie supo mitigar con paciencia, con comprensión y con cariño derivan en las fobias. El miedo se puede convertir en fobia. Toda la medicina era basta hace unos cuantos años y por supuesto la Odontología. Claro que había profesionales maravillosos que, a muchos, nos sirvieron de ejemplo y estímulo para dedicarnos a esta profesión… pero eran siempre más conocidos los “bárbaros”, como pasa en todas las facetas de la vida. Las extracciones, los empastes etc. eran actos que se hacían sin el cuidado y la atención actual. Las famosas agujas hoy son mucho más finas, el paciente casi ni las percibe, a pesar de estar “hiperatento” escasamente notará que le andan. Tenemos geles anestésicos para que ni te enteres de donde te tocamos. Los olores, otro de los grandes mitos, se han camuflado con aromas agradables, el ruido del torno se mitiga hasta con la colocación de cascos y música… Ir al dentista ya no es lo mismo. No estoy exagerando cuando digo que muchos pacientes se duermen con la boca abierta, y pocos son los que se dan cuenta que les han puesto la anestesia (es decir, que les han pinchado)
Pero ¿qué pasa cuando es un problema y el paciente no logra superarlo? La semana que viene trataremos las posibles soluciones a nuestro alcance.
Gracias por la visita
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